A medida que descendían hacia el altiplano, el avión empezó a corcovear zarandeado por fuertes turbulencias. Rachel oyó abrirse el compartimento del tren de aterrizaje con un fuerte chasquido, pero no vio ninguna pista. Mientras el piloto hacía lo imposible por mantener el avión bajo control, ella miró fuera y vislumbró dos líneas de parpadeantes luces indicadoras a ambos lados del canal de hielo más alejado del centro. Horrorizada, se dio cuenta de lo que el piloto estaba a punto de hacer.
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