Mientras Rachel Sexton seguía a Lawrence Ekstron al habisferio, se encontró avanzando por una terrorífica y traslúcida maraña de pasillos. La laberíntica red parecía haberse creado suspendiendo láminas de plástico opaco por entre tensos cables entrelazados. El suelo de aquel entramado era inexistente: una placa de hielo cubierta de franjas de alfombrillas de goma para facilitar la adherencia. Pasaron por una rudimentaria zona habitacional flanqueada por camas de campaña y retretes químicos.
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