A Rachel le sorprendió que Norah Mangor, a pesar de la rudeza de su voz, tuviera un rostro agradable y pícaro. Llevaba un corte de pelo estilo duendecillo, castaño con mechones grises, y tenía unos ojos vivos y penetrantes como dos cristales de hielo. Había en ella una seguridad que a Rachel le gustó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario