Suspendida de sus cables, empapada y chorreante, la superficie rugosa del meteorito brillaba bajo los fluorescentes, chamuscada y llena de estrías, con todo el aspecto de una enorme ciruela pasa petrificada. La roca era suave y redondeada en un extremo. Aparentemente era ésa la sección afectada por la fricción al entrar en la atmósfera.
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