Mientras estaba en el mar, Tolland empezó a grabar en vídeo para Celia algunas de sus aventuras, grabando minidocumentales de su trabajo en el barco. Volvió de uno de sus viajes con un vídeo casero y borroso que había filmado desde la ventana de un sumergible en aguas profundas: se trataba de la primera filmación de una extraña jibia quimiotrópica cuya existencia era totalmente desconocida hasta el momento. Detrás de la cámara, mientras narraba las imágenes del vídeo, Tolland prácticamente se salía del submarino de puro entusiasmo.
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