En el extremo de la pista, con los motores vibrando tras ella, Rachel se sentía como una bala dentro de una pistola a la espera de que alguien apretara el gatillo. Cuando el piloto empujó el acelerador, los dos motores gemelos Lockheed 345 del Tomcat rugieron, activándose, y el mundo entero sufrió una sacudida. Los frenos se soltaron y Rachel fue lanzada hacia atrás contra el respaldo del asiento. El reactor salió despedido por la pista y despegó en cuestión de segundos. El avión se alejaba de la superficie terrestre a una velocidad vertiginosa.
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