-Este meteorito es uno de los más grandes encontrados hasta ahora -dijo Ekstrom, quedándose rígido delante de ella-. Creemos que es un fragmento de otro mayor que, según hemos podido comprobar, cayó en el Océano Ártico hacia el año mil setecientos. Lo más probable es que esta roca haya sido lanzada como parte de un cúmulo de deyecciones a partir de ese impacto oceánico, que aterrizara en el Glaciar Milne y que fuera enterrada lentamente por la nieve durante los últimos trescientos años.
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