Para facilitar aún más las cosas, en la sociedad moderna los campos magnéticos estaban por todas partes y se ubicaban discretamente: enchufes, monitores de ordenadores, motores eléctricos, altavoces, teléfonos móviles... nunca faltaban estaciones de repuesto ocultas. En cuanto un microrobot era introducido con éxito en un local, podía transmitir audio y vídeo casi indefinidamente.
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